martes, 11 de diciembre de 2007

(X) BIOGRAFÍA GUMERSINDO SARAVIA

SANTA CATARINA

El 11 de noviembre de 1893, la ciudad de Lages , recibe con una verdadera fiesta a las fuerzas del Gral. Saravia y sus dos mil quinientos hombres del Primer Cuerpo del Ejercito Libertador. Es la primera vez que en mucho tiempo que oficiales y soldados pueden tomarse un descanso para reponer fuerzas.
El Gral. Gumersindo, deja en Lages una división al mando del Cnel. Aparicio para cuidar la retaguardia y el día 15 cruza el río Canoas. Cinco días después lo hace Aparicio que en una brillante demostración de táctica militar, con trescientos hombres, a orillas del río detiene a la vanguardia de la División del Norte durante cinco días. De esta forma él ejército llega tranquilo el día 20 a Curitibanos y montan campamento allí.
Una vez recuperadas las fuerzas, prosigue una verdadera odisea, tomándose la decisión de atravesar la imponente Sierra General con el fin de dirigirse a Desterro donde estaba instalado el Gobierno Provisorio. Son seis días de un verdadero infierno verde. Abriéndose paso lentamente, metro a metro, a puro golpe de machete en medio de una selva cerrada, bajo el repiqueteo incesante de los insectos y el temor constante de que algún animal venenoso escondido en la espesura de la vegetación los hiciera presa de su veneno mortal. El sudor, la fiebre, el cansancio iba demoliendo a aquellos hombres tan duros como el metal de sus armas. Los precipicios cobran victimas una tras otra, los animales ruedan envueltos en desesperados relinchos que atraviesan el silencio. Las noches son insoportables, el frío es estremecedor, los heridos no encuentran descanso y sus gemidos no permiten un minuto de reposo. Estos hombres son gauchos, pertenecen a los campos abiertos del sur americano esos campos infinitos donde se pierde la vista sin encontrar resistencia. Donde caballo y hombre son uno solo y cada día vuelan en busca de la libertad. El General Gumersindo Saravia es un hombre reservado, escucha y después toma decisiones en la soledad de su conciencia, no comunica a nadie sus planes y su ordenes son tajantes y no se discuten, pero a la hora de hacer sacrificios es el primero en ofrecerse, es la forma en que se gana el respeto y la admiración de sus hombres quienes le tienen absoluta confianza.
Por fin terminan de cruzar la sierra y en un hecho histórico llegan a Blumenao, nunca un ejercito lo había hecho en tales condiciones.
El segundo cuerpo del ejercito revolucionario, bajo el mando del Gral. Salgado, queda estacionado, en forma definitiva en Laguna. Y el 30 de noviembre el Gral. Gumersindo con sus tropas embarcadas remontan el río Itajahi hacia el puerto de ese nombre, allí deja una guarnición bajo las ordenes del Cnel. Guerreiro Victoria y continúa hacia Joinville. El grueso del ejército se instala en el puerto de San Francisco y se comienza la preparación de la invasión al Estado de Paraná.
PARANA
El 21 de diciembre en Itajahi, se lleva a cabo un conclave para decidir el futuro de la revolución, en el participan los generales Saravia , Salgado, el almirante de Mello y la Junta de Gobierno Provisoria de Santa Catalina.
El 15 de diciembre la sublevación naval, recibe un aporte muy importante, el del almirante Luis Saldaha da Gama, hombre de vastísima trayectoria y de gran reputación intelectual y moral.
Tres ciudades deben ser tomadas, para dominar todo el estado, ellas son: Lapa, Tijuca Y Paranagua.
Esta última cae el día 18 y Tijucas, que era la ciudad más fuertemente armada, cae el día 19.
Tomadas estas dos ciudades, la capital del estado, Curitiba, es abandonada por su gobernador y por las fuerzas a cargo de su defensa.
Gumersindo y Custodio de Mello se reúnen con sus ejércitos en Curitiba, la intención es no demorarse y atacar cuanto antes a las fuerzas del Gobierno en sus últimos reductos y después seguir hacia Río de Janeiro para dar el golpe final al Mariscal Peixoto.
Gumersindo se dirige de inmediato a Lapa e instala su cuartel general en la Cuchilla del Norte, dejando a la ciudad totalmente sitiada.
En la defensa de la ciudad esta el Cnel. Ernesto Gómez Carneiro, que plantea una fortisima resistencia. Pero las fuerzas revolucionarias van extendiendo poco a poco sus divisiones para el ataque final. Se lucha cuerpo a cuerpo y se conquista calle a calle, y por fin la ciudad cae el 11 de febrero.
Luego de los sangrientos sitios de Lapa y Tijucas, el Gral. Gumersindo vuelve a Curitiva y es recibido en la Capital Paranaense con grandes agasajos y honores. El ejercito acampa cerca de la ciudad y constituye el primer descanso que se toman después de un año completo de movimientos y enfrentamientos con las fuerzas gubernamentales. La tropa se encuentra agotada.
Desde allí le envía una misiva al Mariscal Floriano Peixoto, diciéndole que desde la ocupación de Curitiba, el Estado de Paraná se encuentra liberado y le pide que deje el gobierno antes de que avance sobre el estado de San Pablo y así evitar mayores penurias a la población.
Lentamente el Ejercito Libertador comienza a preparar la invasión al estado de San Pablo, iniciándose los contactos con grupos rebeldes y enviándose tropas a distintos puntos fronterizos.
En los primeros días de marzo las fuerzas de los Cnles. Piragibe y Lavrador se instalan en Ponta Grossa y allí concurre Gumersindo para inspeccionar el lugar donde instalará su Cuartel General.
Las disputas políticas en la dirección de los estados liberados, la falta de una conducción política y militar unificada, hacen que la revolución no pueda aprovechar su mejor momento para forzar definitivamente al gobierno central a rendirse.La posición del Almirante Saldaha da Gama en el sitio de Río de Janeiro era realmente precaria, porque si bien no tenía oposición en el mar, tampoco había podido desembarcar desde que había comenzado las acciones contra el gobierno. Era fundamental que el mismo recibiera ayuda rápidamente, ya que las fuerzas del Gral. Gumersindo en su avance hacia el norte todavía iban a demorar bastante en llegar a la capital del Brasil. El único que se la podía brindar era el almirante Custodio de Mello llevando hasta allí tropas de desembarco que le eran vitales para tomar la Barra de Río. Esto no se hizo y constituyo un error dramático para el destino de la revolución.

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