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Castillos trata de ganarse a Gumersindo para sus filas y encomienda a los Dres. Barboza Goncalvez, Vasco Bandeira y Mantel Vicente do Amaral, para realizar Las gestiones correspondientes, pero los emisarios no llegan a tiempo. Gumersindo ya había invadido desde el Uruguay. En poco tiempo toda la campaña y muchas ciudades quedan en manos de la revolución. El 12 de noviembre renuncia Castillos y
un triunvirato sucede a Castilhos, esta Junta Gobernativa estaba compuesta por Assis Brasil, Barros Cassal y el Gral. Barreto Leites, bajo el gobierno de este último se deroga la constitución Castilhista y se llama a elecciones.
En Río de Janeiro se subleva la escuadra y Deodoro da Fonseca pasa el poder al vicepresidente Floriano Peixoto.
Nota: El juicio llevado contra Gumersindo en Santa Victoria, ahora con un juez imparcial, falla a favor de este, declarando inocente de aquellos cargos falsos que se le imputaban por medio de testigos también falsos.
El 8 de junio Barros Casal, histórico Republicano disidente, al frente de la Junta de Gobierno de Rio Grande, rompe con Castilhos y Peixoto, reconoce la mayoría popular de hecho de Silveira Martins en el Estado y como solución cede el gobierno al Mariscal Correia da Cámara.
Derrocado este, es sustituido en el gobierno por Victoriano Carneiro Monteiro (1892).
A partir de esta capitulación las fuerzas oficialistas, se dedican al pillaje en todos los municipios del sur. El robo y el asesinato se hacen moneda corriente en manos de los soldados del gobierno, destacándose en este sentido los Cnles. Mota y Pedroso por sus piquetes de soldados irregulares convertidos en verdaderos delincuentes.
El desatino de las fuerzas del gobierno es tal, que del pillaje se pasa lisa y llanamente al asesinato vil, de cuanto acusado de opositor se les cruzara en el camino.
Terencio Saravia, primo de Gumersindo y hermano de Cesario, fue apresado por hombres del Cnel. Elías Amaro en su casa de Bagé, torturado, mutilado y asesinado frente a su familia. Y después de un saqueo total de sus bienes es estaqueado y por ultimo, los soldados, juegan tiro al blanco con su cadáver.
La muerte o el destierro, no queda otra salida para los Federalistas, calculandose que unas diez mil personasse exiliaron en Uruguay y Argentina.
El propio Gumercindo y toda su familia, amigos y empleados, apenas logran llegar a salvo a la frontera.
Floriano Peixoto continúa actuando decisivamente contra la autonomía del Estado de Río Grande, ejerciendo su influencia en todos los asuntos internos de la provincia a fin de afianzar el poder central.
No obstante y por precaución, por que temía una invasión desde el Uruguay, donde se estaban concentrando las fuerzas opositoras, envía al Gral. Jao Teves a entrevistarse con el Gral. Tavares a fin de hacerlo desistir de participar en la sublevación, esto no lo consiguió y el Gral. Teves en cambio le hace llegar al presidente un informe donde da cuenta de los terribles excesos cometidos por las fuerzas militares, también le hace saber que la indignación en todo Río Grande es enorme, y que convendría declarar el estado de sitio en todo el estado y nombrar un gobierno militar, el que ajeno a tanta pasión política actuara con mayor ecuanimidad.
De no tomarse estas medidas urgentes, da por descontado que la invasión y posterior sublevación se va a dar rápidamente y con el grave riesgo de que la misma se extienda por todo el país.-